Hay géneros que, como ciertos insectos, podrían resistir a una bomba nuclear. Como el wéstern, que resucita cuando no se le espera, cada vez que lo dan por muerto. Vuelve más moderno, como si fuera otro, en películas que lo reinventan –'El poder del perro', de Jane Campion– o camuflado, con desiertos pero en galaxias muy, muy lejanas ('The Mandalorian'). Se niega a morir como uno de sus emblemas, ese Kevin Costner tocado por la varita del éxito que vale como galán, guardaespaldas o espía, siempre con una pátina de honradez barnizando su aura, la de un hombre tranquilo, serio como Gary Cooper en 'Solo ante el peligro'. Convertido en capataz del mayor rancho de Estados Unidos, el actor y director desempolvó hace unos años las botas y el sombrero de 'Bailando con lobos' para redescubrir el encanto del Oeste en la serie 'Yellowstone', un fenómeno en expansión al otro lado del charco solo comparable al de los superhéroes: cinco temporadas y dos precuelas –'1883' con Sam Elliott y '1923' con Harrison Ford y Helen Mirren– desarrollan el universo de Taylor Sheridan, que escarba en el yermo erial de Montana para hablar de temas universales como la familia. Noticia Relacionada estandar Si Kevin Costner: «En EE.UU. no nos preocupamos por los nativos y, en muchos casos, los eliminamos» Lucía M. CabanelasNada de lo que aborda Sheridan en 'Yelloswtone' es novedoso y, sin embargo, a pesar de los años, ha generado un interés masivo en el público. Lógico en Estados Unidos y considerable en España, donde acaba de aterrizar este fenómeno original de Paramount con la llegada de SkyShowtime. La serie sigue a la familia Dutton en su lucha contra todo, los nuevos tiempos, las costumbres modernas, la amenaza perpetua a la tradición y a las fronteras, valor de ley de un mundo que, como el wéstern, se niega a esfumarse, que resiste. El poder del Estado solo es un rumor en una Montana donde la sangre manda.Como en toda mafia, en el rancho de John Dutton impera la ley del patriarca, esa que marca a fuego la letra de la familia, que adopta a expresidiarios y se deshace de los traidores sin miramientos, no en el río Hudson sino en la cuneta de una curva. Si no es el dinero, que lo hay en abundancia, se paga con influencia, moviendo los hilos de la política, la manejable marioneta que parte y reparte licencias para cumplir los antojos del 'cowboy' de Costner en su eterna lucha frente a los nuevos capitales y los indígenas, los viejos enemigos. Todo mantener esa vocación que le viene desde la cuna: conservar el legado de sus ancestros, que protagonizan las precuelas. «Yo soy el muro contra el que se bate el progreso», dice el personaje de Costner. 'Yellowstone' brilla por su fotografía , presto siempre el género del Oeste a regalar maravillosos planos, se mire donde se mire. Destacan sus personajes, desde la rudeza inquebrantable del cabeza de familia a sus hijos, variopintos, y también la agudeza de un guion cuyos diálogos sacuden la cabeza y agitan el alma. La serie, creada por Sheridan y John Linson, es una oda al poder familiar, en sintonía con 'Juego de tronos' o 'Succession'. Asume la violencia sin filtro de 'Los Soprano', y también el legado imperial que dejaron culebrones televisivos como 'Dinastía', 'Dallas' o 'Yo Claudio'. Casi es una reinvención de todas ellas, pero como dice Rip en la serie, «es difícil medir el casi porque el casi no importa». Lo que importa es 'Yellowstone'.