Recibe Paolo Sorrentino (Nápoles, 1970) a ABC con un 'espresso' recién apurado y un retrato sin terminar pintado boli. Durante la entrevista por ' Parthenope ', la película que estrenó en el pasado Festival de Cannes y que aquí trae a Perlas, irá perfilando un dibujo que remata en automático y que es todo lo contrario de la película: descuidado y sin estilo. Está claro que es en el cine donde vuelca sus esfuerzos creativos, como en esta 'Parthenope' que recoge la odisea vital de la protagonista, una mujer como solo las mujeres pueden ser en el cine de Paolo Sorrentino : bellas, inmarsecibles, vaporosas . La cámara del napolitano recoge a Parthenope desde su nacimiento en las aguas del Mediterráneo en 1950 hasta su jubilación en 2023; pero es en sus años de juventud y explosividad donde se centra –deleitándose en cada poro– para tratar de descifrar a esta musa creada por sí mismo y que es más inteligente que guapa. Y eso es mucho decir. Una mujer que detiene el pulso de la ciudad en cada paseo, que descoloca a hombres y mujeres, y que parece –solo parece– perdida durante una juventud marcada por una tragedia. «¿Qué estás pensando, Parthe?», le pregunta cada una de las personas que coinciden con ella, que nunca responde. «El silencio es un misterio de la gente guapa y un error de la feas», le dicen. También: « De joven todo es maravilloso, luego todo se desvanece ». En realidad, es Sorrentino quien habla para volver a demostrar que nadie bucea tanto como él en la belleza del momento efímero, de un tiempo que fue ayer pero que nunca es pasado, un presente siempre sostenido por la nostalgia. —¿En qué está pensando?—¿Yo? En que me encantaría ser un gran dibujante; pero no sé dibujar bien. —¿Tiene, como su protagonista, la presión de dar la mejor respuesta?—En el cine sí, porque en la vida nunca damos la respuesta correcta, la adecuada. Perdemos mucho tiempo en pensar las palabras exactas que hubiéramos debido dar a las personas que nos hirieron en la vida. Nos metemos en la cama y en ese momento nos vienen a la mente esas respuestas. Las películas reivindican y salvan al ser humano de esta injusticia de la vida. Fotograma de 'Parthenope', con la actriz Celesta Dalla Porta—¿Habita la nostalgia en usted como habita en sus personajes? —Cuando era pequeño era muy nostálgico, ahora vivo proyectado en el futuro. Qué ironía:me dedicaba a mirar el pasado cuando era joven y ahora que me tocaría mirar al pasado, vivo proyectado al futuro. Einstein decía que todas las personas precoces son tardías —¿Entonces la nostalgia es un mal de la juventud?—Hay personas que viven la nostalgia como felicidad y otros que la sufren y la padecen. Yo era felicísimo cuando vivía en la nostalgia, lo pasaba muy bien.—«Lo teníamos todo pero éramos infelices», dice Parthenope ya jubilada en una escena de la película. ¿Esa es la definición de la juventud para usted?—(Piensa largo rato) Cuando se es joven se es feliz, pero como no se sabe cómo es ser feliz, uno se tiene que hacer mayor para darse cuenta de que era feliz. Esto es un problema grande del ser humano: buscamos la felicidad fuera y no nos damos cuenta que cuando la estábamos buscando ya éramos felices.—Esa podría ser la definición de 'sorrentinizar' la vida, que es una cosa muy de Instagram de buscar belleza en lugares imprevistos. ¿Vive así realmente usted?—Sí, me gusta ir buscando la belleza en todos los sitios que puedo. Y ya que estamos con frases de la película, Parthenope dice en un momento: «Yo no sé nada pero me gusta todo». Cuando estoy de buen humor esa es mi principal característica, el problema es que yo raramente estoy de buen humor. Noticia Relacionada Festival de Cannes estandar No El marco, el retrato y el color de esta edición es un asunto de mujeres Oti Rodríguez Marchante Dos nuevas películas a concurso: 'L'amour ouf' y 'All we imagine as light'—¿Por qué no suele estarlo?—Es una cosa de carácter, no nací con buen humor. Pero estoy aprendiendo a tenerlo. Por ejemplo, en esta fase de mi vida no tengo ningún motivo para estar de buen humor y sin embargo ahora lo estoy. Esa es la sabiduría. —Esa búsqueda de la belleza, ¿es un refugio del mundo gris que nos rodea?—No es que este mundo sea gris e inhóspito, pero es desordenado. Y las películas te dan la oportunidad de poner orden, sobre todo estéticamente. Bajas a la calle y hay una estatua bellísima, y al lado una máquina fea. Eso es horrible, pero el cine te da la posibilidad quitar la máquina y dejar solo la belleza.—¿Quién es Paolo Sorrentino para Nápoles? Sabemos lo que es la ciudad para usted y su cine, pero al revés no.—No lo sé… No lo sé… (piensa) Nunca lo había pensado así, la verdad. No creo que Nápoles se preocupe por mí, ni que nadie gaste tiempo en pensar en mí.—En la película se la fiesta del Nápoles F.C. celebrando un título. ¿Si esta noche jugara el Nápoles iría al cine?—Me iría a ver el fútbol, sin duda. —Si el que dice eso en un festival de cine no fuera Paolo Sorrentino, lo acusarían de bárbaro. —¿Por qué bárbaro? No creo que el fútbol sea menos elevado que el cine. Hoy el fútbol es lo contrario de algo bárbaro, hay un juego muy refinado y es una maravilla ver un partido de fútbol.—Dijo hace un año en Valencia que en su cine le interesaban más las mujeres que los hombres porque eran más complejas y quería descifrarlas. —Lo dije en relación a que en esta película, que el tema principal es una reflexión sobre el paso del tiempo, las mujeres son más sensibles que los hombres. Los hombres tienen una actitud mucho más infantil: «¿El tiempo? no pasa nada»; mientras que las mujeres, no sé si es por el reloj biológico, tienen una reflexión mucho más atenta. Pero no dije que eran más complejas por nada. Noticia Relacionada Festival de Cannes estandar No Sean Baker llega a la penúltima curva con un cuerpo de ventaja, el de la actriz Mickey Madison Oti Rodríguez Marchante Sorrentino y 'Parthenope' exploran con relativo éxito entre la gran belleza, la juventud y el tiempo perdido de Nápoles—Fellini dijo que le interesaban filmar a los seres humanos porque no se adaptaban a este mundo. ¿Su cine se adapta al mundo de hoy?—Pienso como Fellini, exactamente igual. Pero mi cine no se adapta para nada al mundo de hoy. —¿Por qué?—Vengo de otra generación, con otro concepto de entender el cine y otra comprensión de la narrativa. Mi idea de cine es muy libre, expresiva, total. En mi cine no hay prejuicios ni ideología, y eso en el cine actual no ocurre.