Juan Lobato , hasta el pasado miércoles secretario general de los socialistas madrileños, está citado hoy a las 10.00 de la mañana en el Tribunal Supremo para declarar como testigo en la causa que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y a la fiscal jefe provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, por revelación de secretos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Pero antes de comparecer habrá de entregar al juez instructor de la causa, Ángel Hurtado, el acta que firmó la primera semana de este mes en una notaría madrileña. El magistrado la examinará antes de tomarle declaración y, previsiblemente, dará traslado a las partes para que hagan lo propio. Cabe la posibilidad, según fuentes jurídicas, de que el juez aprecie indicios de delito, suspenda la declaración y lo vuelva a citar como investigado, es decir, acompañado de abogado y sin el deber legal de decir verdad. El sistema es garantista y esa medida se tomaría para proteger a Juan Lobato de una testifical que podría perjudicarlo a la larga. Si esto no ocurre, el hasta ahora portavoz socialista en la Asamblea de Madrid tendrá que relatar qué ocurrió a las 08.00 horas del 14 de marzo, pero siempre con la prueba documental sobre la mesa, los mensajes de WhatsApp, incluido el documento de la confesión, que le remitió Pilar Sánchez Acera , entonces número dos de Óscar López, director de gabinete del presidente del Gobierno y, desde septiembre, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, destino al que se llevó a su asesora.Noticia Relacionada estandar No Juan Lobato dimite como secretario general del PSOE de Madrid tras la exclusiva de ABC Mariano Calleja Denuncia un «linchamiento» por parte de dirigentes socialistas y asegura que toma esta decisión «para poner freno a una situación de división grave» en el partido. Además, ha lanzado críticas contra Ferraz, defendiendo que él no cree en la «aniquilación» del que discrepaLa declaración de Sánchez Acera ya la solicitó a principios de semana una de las acusaciones populares, pero el juez no la ha resuelto. La lógica dice que primero el instructor desea oír a Lobato. Lo normal sería citarla a ella después, pero todas las fuentes consultadas coinciden en que, si la llama, en ningún caso será como testigo, sino como investigada. Fue la persona que remitió el documento en cuestión a Lobato , por lo que sentarse delante del juez sin la protección de estar imputada sería un menoscabo para su legítimo derecho de defensa.Sánchez Acera es el primer escalón hacia Pedro Sánchez. El segundo es su jefe, Óscar López, al que podría llegar el caso en función de lo que relate su subordinada. Más arriba sólo está el presidente del Gobierno, hacia donde se dirigirían las miradas si el hoy ministro es llamado por el juez.La instrucción tiene un objetivo: esclarecer cómo un correo electrónico sujeto a secreto —como toda comunicación entre abogado y fiscal en un procedimiento penal— se filtró al público. La exclusiva de ABC certificó que ese mail que estaba en poder de la Fiscalía llegó a La Moncloa. ¿Cómo? No se sabe, al menos aún. Próximos pasos La entrega de la carta Lobato está citado hoy a las 10.00. Se presupone que ya ha pasado por la notaría a recoger el acta, pues cuando la firmó no se llevó copia. Lo primero que debe hacer es entregarla en el Supremo. Declarar o suspender El juez la examinará y se la trasladará a las partes para proceder a la testifical, salvo que vea algún indicio delictivo, por mínimo que sea, en la actuación de Lobato. En ese caso suspenderá la declaración y lo volverá a citar como investigado, acompañado de abogado. El horizonte Si Lobato declara, el siguiente paso lógico es la citación Pilar Sánchez Acera como imputada, pues hacerlo como testigo le causaría indefensión. En función de lo que dijera, el próximo sería Óscar López.Pese a las distintas versiones que ha dado Lobato, que van desde reconocer todos los hechos a ABC antes de que se publicara la información hasta desmentirlo después y pasar luego a aceptar buena parte de ellos y señalar al partido, hay algunos extremos que están claros. El primero de ellos es que nadie va a una notaría justo después de que la Guardia Civil registre el despacho del fiscal general del Estado porque una compañera de partido le hubiera enviado casi ocho meses atrás la noticia de un periódico. Lobato reconoció en la rueda de prensa que dio el mismo lunes de la publicación en la Asamblea de Madrid que lo que le envió la jefa de gabinete del número dos del presidente del Gobierno en el complejo de La Moncloa fue el correo electrónico que el abogado del novio de Ayuso envió a un fiscal reconociendo que su cliente había defraudado 350.000 euros a Hacienda.Ese mensaje entró en el móvil de Lobato sobre las 08.00 horas, cuando ningún medio había mostrado ese documento. Varios sí habían citado párrafos del mismo, pero sin revelar la imagen. Ese fue el motivo por el que Juan Lobato preguntó a su interlocutora: «¿Esto de dónde viene?» Él temía que el origen de la filtración fuera la Fiscalía y, sabedor de que mostrarlo ese día en el parlamento madrileño podría ser un delito —el socialista es técnico de Hacienda de profesión—, declinó seguir las instrucciones que le trasladaba la jefa de gabinete de Óscar López . Entonces ella le ofreció filtrarlo antes a la prensa y así poder usarlo libremente frente a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Estos son los hechos desvelados por ABC, después de que los reconociera el primer protagonista, y que han convulsionado la política nacional.Juan Lobato, tras reunirse con este diario en la tarde del pasado domingo, alertó a Sánchez Acera. Ni ella ni nadie de Moncloa o Ferraz sabían de su visita al notario, pues la hizo en secreto para protegerse. Debió llegar a algún tipo de acuerdo con el entorno de Pedro Sánchez y por eso dio una versión adulterada de los hechos . Pero, tras comprobar que el aparato no lo respaldaba, no le quedó más remedio que dimitir y enseñar los dientes. Es por esto que Lobato se sienta hoy frente al magistrado del Supremo liberado, a priori, de compromisos con el sanchismo.