India limpia Bhopal cuarenta años después de la tragedia

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La noche del 2 al 3 de diciembre de 1984 se desencadenó en la ciudad india de Bhopal la catástrofe industrial más grande de la historia . Cerca de la medianoche, el isocianato de metilo, un gas tóxico utilizado en la fabricación de pesticidas, empezó a fugarse de un tanque de almacenamiento de la compañía estadounidense Union Carbide . Sin ruido, sin que nadie se percatara, una nube tóxica de 40 toneladas se esparció por la ciudad ahogando a su población mientras dormía. Los que sobrevivieron recuerdan cómo aquel enemigo invisible quemaba los ojos, los pulmones y la piel. Al día siguiente Bhopal se despertó en una pesadilla con un rastro de miles de cadáveres. Los primeros informes cifraron en 5.000 las víctimas mortales, pero evaluaciones posteriores han determinado que ese gas letal causó la muerte de 20.000 personas y dejó secuelas permanentes a más de medio millón de habitantes en Bhopal. Union Carbide sólo estimó 3.800 víctimas..Noticia Relacionada estandar No Temperaturas de 50 grados y mil millones de afectados: la ola de calor que pone en jaque a India y Pakistán Según el Gobierno indio, al menos 25 personas han muerto por las temperaturas extremas, con 50 grados en el aire, pero las cifras se podrían multiplicar en las próximas horasAhora cuarenta años después de la tragedia, el Gobierno indio ha empezado la limpieza de la zona. Las autoridades indias informaron ayer del traslado de los residuos tóxicos del lugar de la catástrofe a unas instalaciones donde se procederá a incinerarlos. El proceso no es sencillo y se tardará entre tres y nueve meses en eliminarlos.Según informa Reuters, ya se han transportado 337 toneladas de desechos a una planta de Pithampur, a 230 kilómetros de Bhopal, en medio de fuertes medidas de seguridad. Solo en 2012 se hizo un primer intento para eliminar una porción ínfima de los residuos que recuerdan el envenenamiento masivo hace cuatro décadas.Imagen de la tragedia APSwatantra Kumar Singh, director del departamento encargado de la rehabilitación de Bhopal ha garantizado la completa seguridad de la incineración. Pero la activista Rachna Dhingra teme que los residuos que queden tras la incineración se enterrarán en un vertedero y provocarán la contaminación del agua y nuevos problemas medioambientales. Dhingra, que ha dedicado su vida a defender a las víctimas y supervivientes de la catástrofe, lleva años luchando para que la fabricante de pesticidas, Union Carbide se haga responsable de los residuos tóxicos. Y también para que el Gobierno indio cuente realmente lo que pasó: el número real de víctimas y las sustancias tóxicas que se liberaron al ambiente más allá del isocianato de metilo.Amnistía Internacional cree que el paso del gobierno indio es un «atisbo de justicia que llega muy tarde» y pide información clara sobre la descontaminación. Durante cuatro décadas, «miles de toneladas de residuos tóxicos estuvieron enterrados en una fábrica abandonada. Contaminaron el subsuelo y el agua de manera constante y creciente y generaciones posteriores al accidente. El traslado de los residuos puede generar una nueva ‘zona de sacrificio’», advierte Nuria Berro, portavoz de Amnistía Internacional.Causantes de malformacionesNi para esta organización ni para los activistas que trabajan en la zona es un caso cerrado. Los efectos del accidente se extienden mucho más allá de las muertes. En la zona hay un mayor índice de abortos espontáneos y malformaciones congénitas. Esta crisis sanitaria se ve intensificada por las malas condiciones de vida en los barrios marginales. La estadounidense Union Carbide (actualmente propiedad de Dow Chemical) construyó en 1969 la planta en Bhopal para fabricar el pesticida Sevin, una alternativa más segura al DDT. Se trasladó desde Virginia occidental, en Estados Unidos, donde el miedo a una fuga decidió la deslocalización de la producción. Era un momento en el que India necesitaba atraer inversiones extranjeras y permitió instalar en su suelo empresas sin apenas regulación. La compañía estadounidense puso en marcha la fabricación con medidas de seguridad mínimas. Tras la nube tóxica, la fabricante de pesticidas intentó defenderse con la excusa de un sabotaje a sus instalaciones, aunque investigaciones posteriores mostraron en realidad que la catástrofe se había gestado por la negligencia de la compañía. Al final, la tragedia se saldó con una indemnización de 470 millones de dólares para que el Gobierno indio se olvidara de la tragedia, un pago que apenas llegó a sus víctimas.Hoy todavía no se sabe si el envenenamiento fue fruto solo del isocianato de metilo o de otros productos tóxicos que se almacenaban a la fábrica. Un secreto de empresa que aún sigue vigente cuarenta años después.
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