Franck Cammas, el Mozart de la vela dirige el rendimiento del Orient Express francés

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Nacido en Aix-en-Provence. Hijo de profesores (de tecnología, su padre y biología, su madre), que cuando él tenía ocho años se mudaron al campo, no lejos de Vauvenargues, lejos del mar. Practicaba una hora de piano todas las noches, después de los deberes, y también con el violín. Ahí se desarrolló su pasión por la música, toca el piano y el violín, pero a los diez años descubrió la vela leyendo un libro de Eric Tabarly sobre su vuelta al mundo en el 'Pen-Duick VI'.Se llama Franck Cammas, muchos le llaman el 'Mozart de la vela, tiene 51 años y es el director de Rendimiento del joven equipo del Orient Express francés de la 37ª Copa del América y toda una leyenda de la vela francesa.Se inició en este deporte en Marsella y empezó a competir con 14 años. Tras acabar el bachillerato se licenció en matemáticas, pero la vela era su pasión y instaló en Bretaña en 1993, donde vive todavía hoy.Elegido Mejor Regatista francés en 2012 y 2013, debutó como timonel en la Copa del América 2017 como timonel del Groupama Team France y más tarde fue nombrado como 'Regatista de la Década 2010-2020'Ganador la Volvo Ocean Race -Vuelta al Mundo con tripulación- 2011/2012 con el VO60 'Groupama', de la Ruta del Ron (2010), de la Transat Jacques Vabre (4 veces), ostentó en su momento el récord del mundo con tripulación ( Trofeo Jules Verne con 48 días en 2010). Fue seis veces campeón del mundo de la clase ORMA. En los últimos años, junto con el regatista francés Charles Caudrelier, Cammas llevó al trimarán Ultim de 100 pies del Gitana Team, 'Maxi Edmond de Rothschild', a la victoria en las ocho regatas en las que compitieron, incluida una amplia victoria en la Transat Jacques Vabre 2021.Un grave accidente, mientras entrenaba con un catamarán GC32, en noviembre de 2015 le impidió ir a los JJ.OO. de Río 2016, donde iba a competir en la clase Nacra17.Para él, la Copa del América es: «El punto de encuentro definitivo de la vela mundial. En cuanto a la navegación costera, es lo mejor que existe desde el punto de vista tecnológico. También es la regata en la que más dinero se gasta».«Esto demuestra que es el lugar donde se desarrollan y se aprovechan al máximo el rendimiento y la innovación. Es el santo grial para cualquier apasionado de la vela» , apuntó.Junto a Cammas, están el entrenador de la tripulación Thierry Douillard y el analista de datos Valentin Foucher, licenciado en matemáticas, especialista en inteligencia artificial (IA) e ingeniero de desarrollo, quien recopila la gran cantidad de datos que se transmiten a tierra en los entrenamientos.En ellos se detallan docenas de elementos, que incluyen desde la altura del vuelo y la velocidad del viento hasta la aceleración y los numerosos ajustes de las velas realizados en cada virada y trasluchada del AC75El binomio que forma con Cammas es del máximo nivel porque, «Franck tiene una experiencia incalculable en este nivel, por lo que sabe exactamente lo que quiere. Considero que estamos aquí para proporcionarle las herramientas necesarias para que tenga un enfoque cuantitativo sobre toda una amplia gama de temas» , indicó Foucher.Para Cammas hay un principio clave, «lo primero y más importante que debemos saber los tripulantes, yo mismo y también Foucher, es cómo funciona el barco. En una virada hay cinco o seis ajustes por vela, y otras acciones, en un breve lapso de tiempo. Así que tenemos esta teoría sobre las veinte acciones que se requieren en ese momento y luego salimos a navegar» .Añadió: «Les dejo navegar siguiendo su instinto, pero con puntos de referencia virtuales. Y luego observamos los resultados: escora, velocidad del barco, 'foils' abajo, salida alta o baja; lo que sea más rápido, mejor» .«Tenemos los indicadores -continuó- de rendimiento y todos tenemos la experiencia, todos tenemos un grado de conocimiento que nos llevará en la dirección correcta. Pero al final, para ser objetivos, hay que abandonar cualquier idea preconcebida».Reconoció que aún no se conoce bien el AC75 y que las sensaciones son «importantes» y que con los datos de que disponen deben utilizarlas porque los datos permiten confirmarlas y, también, que muchas veces deban ignorarse.Un detalle importante para el director de rendimiento es la colocación de los timoneles en los AC75 , en este caso Quentin Delapierre y Kevin Peponnet, ya que van en lados opuestos a bordo.«Por esto también tenemos que educar a los timoneles en su sensación en el barco. Con su experiencia, ya que uno viene del 470 y el otro del Nacra17, inevitablemente no tienen la misma 'mejor sensación' y ahí está la complejidad, de tenerlos uno en cada lado» , matizó.Al respecto refirió: «Uno te dirá que tiene mejores sensaciones con determinada configuración, pero no sabe si el otro tiene las mismas sensaciones y me corresponde a mi el unificar estas sensaciones. Ellos no hablan, en ese momento, el mismo idioma y por esto aplicamos los datos» .«A veces es toda una 'lucha' con los tripulantes que dicen que tienen buenas sensaciones, que el timón se siente suave, etc. Pero el hecho de que se note el timón suave no significa que el barco vaya rápido. Tal vez tengan que luchar con el barco y quizás sea entonces cuando vaya más rápido».«Los números nos dan un lenguaje común, no necesitan traducción, son directos. Es excelente tener acceso a este nivel de datos, porque es algo completamente objetivo» , aseveró.Para él es vital, «tener confianza en los dos trimmers que están detrás de los timoneles, porque si cometen el más mínimo error, ya no hay más timón en el agua, por lo que ya no hay más control del barco» .«Los timoneles tienen que estar bien coordinados a la hora de subir y bajar los 'foils' durante las maniobras y de controlar la velocidad de giro en función de la fuerza del viento, y todo lo demás lo hace el trimmer de popa. Creo que les lleva más tiempo que a los timoneles aprender a controlar el barco», concluyó.
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