Del arte al pegamento: el ingenio de los neandertales íberos

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Gibraltar hace unos 60.000 años. Unos neandertales pertenecientes a un pequeño grupo nómada caminan a pocos kilómetros de la costa portando unas ramas de jara. Se resguardan del fuerte viento en la Cueva de Vanguard, a unos 50 metros de Gorhans, la gruta que habitualmente utilizan como vivienda. El lugar es elegido a conciencia; la ventolera no entra en la cavidad casi cerrada, lo que es indispensable para conseguir su propósito. Allí, bien resguardados, cavan en el suelo con palos un hoyo donde depositan las hojas. Después, lo tapan con arena y guano de murciélago y prenden una hoguera encima. Aislada del oxígeno, la jara se calienta sin arder y comienza a exudar resina. Estos humanos extintos, que cazaban y recolectaban, fueron capaces de crear su propia 'fábrica' de brea, un pegamento que les resultaría muy útil para fijar las puntas de piedra a los mangos de sus lanzas y al que quizás también sacaban partido como medicamento o por sus cualidades aromáticas.Lo interesante del asunto no es solo que ya conocieran las propiedades del pegamento y supieran utilizarlo, sino la manera en que lo conseguían. «Tuvieron que seleccionar las plantas, descubrir cómo extraer la resina sin quemarla... El dominio de estos procesos conlleva una complejidad de pensamiento, una abstracción y una planificación muy relevantes», afirma Francisco Jiménez Espejo, investigador en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y miembro del equipo internacional que recientemente ha publicado estos resultados en la revista 'Quaternary Science Reviews'.Noticia Relacionada estandar No Cuándo y cómo nos apareamos: así recibimos nuestra herencia neandertal Judith de Jorge Dos estudios independientes con el análisis genético de más de 300 humanos antiguos y modernos revelan que el cruce entre ambas especies comenzó hace unos 50.000 años y continuó durante 7.000El ejemplo de ingenio es el último conocido entre otros dejados por los neandertales de norte a sur de la península, donde se establecieron hace más de 300.000 años hasta su desaparición hace unos 40.000. Aquí, quizás su último reducto en Europa, dejaron muestras de habilidades técnicas, ornamentos e incluso arte, sin duda el logro más impresionante de la mente neandertal, aunque también el más cuestionado. Todo este legado cultural sugiere que estos homínidos, lejos de ser brutos y simiescos como muchas veces se les ha caracterizado, tenían habilidades cognitivas comparables a las nuestras. La del peñón es la única 'fábrica' neandertal de pegamento descubierta en la península, pero ya era sabido que estos homínidos utilizaban sustancias adherentes, especialmente resina de abedul en otros puntos de Europa. En el yacimiento de El Sidrón, en Asturias, los investigadores encontraron en el sarro de un individuo adulto restos de bitumen, una especie de brea mineral que procedía de un manantial de petróleo cercano. «Lo tenía en los dientes porque lo manipulaba con la boca para utilizarlo como pegamento para las enmangaduras», explica Antonio Rosas, director del Grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.Falange de águila imperial, parte de un collar neandertalEl último collarOtro invento útil es el palo cavador de Aranbaltza (Barrika, Vizcaya), de hace 90.000 años. En madera de tejo, «está cincelado con herramientas de hueso y requiere una fabricación compleja que lleva mucho tiempo, por lo que tendría mucho valor y se usaría mucho», señala Joseba Ríos, técnico arqueólogo de la Diputación Foral de Vizcaya. «No sabemos para qué lo empleaban. Quizás para buscar raíces comestibles, abrir agujeros para conseguir agua o hacer fuego, o para practicar una especie de minería de sílex», añade. Lo que está claro es que el palo cavador requiere «procedimientos tecnológicos y un buen conocimiento del medio natural y de las diferentes maderas. Seguramente, este tipo de saberes se transmitían culturalmente, para lo que haría falta un lenguaje articulado semejante al de nuestra especie en esa época».Otros hallazgos demuestran que estas poblaciones habían desarrollado un notable pensamiento simbólico. Recogían plumas, curiosamente solo de color negro, de una amplia variedad de aves, con las que adornaban sus cuerpos o sus hábitats o practicaban ceremonias. «Hasta la fecha, diferentes investigaciones han permitido conocer que usaban el fuego, utilizaban plantas medicinales, cuidaban de sus enfermos, enterraban a sus muertos casi siempre en cuevas, fabricaban ornamentos y herramientas especializadas, y usaban el ocre y otros pigmentos, tal vez para pintarse la cara o el cuerpo», afirma Fernando Muñiz, profesor de la Universidad de Sevilla y coautor del estudio de la 'fábrica' de pegamento. En la Cueva de los Aviones de Cartagena (Murcia) aparecieron conchas marinas perforadas y coloreadas con pigmentos rojos y amarillos, algunas de al menos 115.000 años, mucho antes de que los sapiens llegaran a la península. Sus creadores podrían haberlas utilizado para embellecerse o como símbolo del grupo, como hacen algunas tribus actuales. Su uso representaría un momento crítico en la evolución humana. Hasta entonces, los primeros objetos de este tipo descubiertos habían sido creados por sapiens hace 92.000 años en África. Y en el yacimiento de Cova Foradada en Calafell (Tarragona), se halló parte de una garra de águila imperial que hace 40.000 años formó parte del «último collar neandertal», según sus descubridores. Incluso es posible que los sapiens copiasen esta práctica al llegar al continente.La «escalera» de La Pasiega, de más de 64.000 años P. SauraPinturas rupestresDe la misma época es lo que Clive Finlayson, director de la excavación en Vanguard, encontró en 2012 en el fondo de la cueva de Gorham: una talla en la roca que recordaba a un 'hashtag', hecho de forma intencional con una piedra afilada. El conjunto requirió 317 golpes y algunos lo consideran arte. Pero la muestra más impresionante de creatividad neandertal se dio a conocer en 2018 en la revista 'Science': Una mano en negativo, unas concentraciones de color y un signo lineal similar a una escalera de hace al menos 64.000 años en las cuevas de La Pasiega en Cantabria, Maltravieso en Cáceres y Ardales en Málaga. El arte rupestre más antiguo conocido. Y los artistas tenían que ser necesariamente neandertales. Todavía faltaban 20.000 años para que los sapiens asomaran por la península. Miriam García Capín, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, considera que los neandertales tenían capacidades cognitivas suficientes para crear y comprender pinturas rupestres no figurativas, como las líneas rojas o las manos en negativo. Tras analizar los conjuntos gráficos en cuevas de Asturias y Cantabria, sugiere que las emociones primarias como el miedo y la curiosidad les habrían impulsado a explorar las cuevas y crear marcas con pigmento rojo. «Las diferencias entre sus competencias cognitivas y las nuestras eran sutiles. Pero no tenían tanta capacidad de abstracción como para pintar bisontes», apostilla. Rosas, sin embargo, cree que estas manifestaciones, «más que artísticas, son huellas de marcación del territorio. Como hacen muchos animales, pero más sofisticadas». Aún así, todos estos hallazgos «nos hablan de un pensamiento simbólico y cultural muy sofisticado, que hace poco nos creíamos que eran atributos exclusivos de los sapiens». Es probable que ambas especies «heredaran esas capacidades de un último antepasado común. O puede ocurrir que evolucionaran en paralelo». MÁS INFORMACIÓN noticia Si Lucy era mala corredora noticia Si Los arqueros que tensaban sus armas con tendones hace 7.000 añosLos humanos modernos nos cruzamos con los neandertales tras abandonar África, motivo por el que heredamos entre el 2% y el 3% de su ADN. Ser ingeniosos e inteligentes no evitó que desaparecieran, lo que nos advierte de que quizás nosotros tampoco seamos eternos.
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