Crítica de 'Solo' (**): Sentimientos y pasiones en un Cabaret Drag

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Podría parecer una historia más de un joven homosexual y su relación con la familia y con un amor que le surge repentino y enérgico con un recién llegado a su trabajo, pero lo que la hace peculiar es, precisamente, ese trabajo, esa familia y la naturaleza de su reciente pareja. La directora canadiense Sophie Dupuis consigue que su historia esté despojada casi por completo de reivindicación de derechos (se dan por supuestos y efectivos), de victimismo LGTBI, de mirada torva a los otros lados de la calle o de apologías y moralina de género. Buena parte de la historia se desarrolla en el escenario y entre bambalinas de un cabaret con espectáculos de 'drag queen' , donde el protagonista es feliz con su trabajo, con su ambiente y compañía.La directora no racanea en ofrecer espectáculo y llena de actuaciones y música el relato; también, de dramas personales, comedia ligera entre el grupo de estrellas del drag, y ofrece un hermoso paisaje de la relación de ese joven con su familia, su hermana, su padre y su nueva esposa; y concentra el dolor del joven lleno de pureza e ingenuidad en el escaso vínculo que mantiene con su madre, cantante de ópera de éxito internacional y a la que apenas ve. Hila muy fino todos los vínculos, es enormemente sutil en marcar la trayectoria emocional de ese chico y lo que le afecta ese amor sobrevenido: muy conmovedora la interpretación de Théodore Pellerin , protagonista habitual del cine anterior de Sophie Dupuis , llena de delicadeza y sentimiento, y muy potente, erizada e innoble la del joven Félix Maritaud , su amante.Noticia Relacionada CRÍTICA DE: estandar Si 'Una vida anterior', de Edmund White: apuesta más alto y más fuerte Rodrigo Fresán Esta sofisticada novela sobre la escritura y el amor es uno de los mejores libros del autor norteamericano, y también el más recienteLa primera parte, descriptiva, estimulante y 'orgullosa', deja paso en su desarrollo a otra más melodramática y tristona… De los buenos números musicales y del buen rollo se inclina hacia esos previstos de moralina que no son de género, sino de vida y habas cocidas. En todo caso, se agradece que muestre con naturalidad y buen gusto lo marginal de su fábula y sin necesidad de ca(r)garse en el, digamos, centrismo.
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