Humildad, divino tesoro

4 semanas atrás 15
Nuevo bochorno verdiblanco en Europa. Solo Lo Celso demostró en el minuto 16 por qué está por encima del resto de sus compañeros. Fabricó la jugada, provocó la falta al borde del área y la ejecutó metiendo el balón por la escuadra. Pero según fueron pasando los minutos, el Betis se confió, perdió la concentración y dejó que el equipo local llegara con peligro, con hasta cuatro ocasiones de gol clarísimas, antes de que finalizara la primera parte. A los 5 minutos de la reanudación, el Mladá Boleslav empataba el partido. La historia se repite, debieron pensar los escasos aficionados verdiblancos desplazados a Chequia, porque su equipo volvía a tener su habitual pájara continental. Y efectivamente, tres minutos más tarde, los locales se adelantaban en un córner. Pellegrini sacó del campo al Chimy Ávila, a Juanmi y a Vitor Roque, desaparecidos toda la noche. Los sustitutos tampoco provocaron ninguna reacción, salvo Jesús Rodríguez que al menos puso corazón y desparpajo. Adrián tuvo que exhibir su mejor versión para que el Betis no encajara más goles, mientras sus compañeros deambulaban por el campo, erráticos. Se consumaba el enésimo fiasco europeo. En una ocasión, después de que el mejicano Andrés Guardado hubiera cuajado un excelente partido en el Villamarín, me acerqué a él, le felicité y charlamos un rato. Aquel veterano que había disputado cinco Copas del Mundo había luchado en el césped esa tarde como si fuera un juvenil al que le han dado una oportunidad para debutar en el primer equipo. Le dije que admiraba su honradez. «Solo soy un currante del fútbol», me contestó y restó mérito a su actuación. Cuando lo pienso hoy, no sé si me conmovió más su despliegue futbolístico en el terreno de juego, a base de tenacidad y entrega, o su actitud de modestia en nuestra conversación después del encuentro. Acaso tenía razón Lutero cuando decía que el verdadero hombre humilde no lo sabe. Si lo supiera, no podría evitar el orgullo, consecuencia de la contemplación de tal hermosa virtud.La afición verdiblanca está que trina con su equipo: no explica la frialdad y desinterés con que encara los partidos de Europa. De nuevo, pocos fueron los jugadores béticos que dieron el callo contra un equipo modestísimo. Los hay que juegan a medio gas, como si las victorias se consiguieran con el escudo, el historial y el presupuesto económico. Peor aún; da la sensación de que se dejan llevar por la soberbia y no acaban de comprender que un equipo malo, pero hipermotivado, es más eficaz que un equipo bueno, pero confiado. En su liga doméstica, el Mladé Boleslav está clasificado en el puesto 11, de un total de 16 participantes. En tres partidos disputados en la Conference aún no había conseguido ni un solo punto. Tampoco su presupuesto alcanza para grandes logros. Algunos de sus jugadores están tasados en Transfermarkt en 50.000 euros. Es precisamente en partidos contra equipos tan débiles donde se demuestra qué futbolista atesora la suficiente humildad para respetar a cualquier adversario y darlo todo en el césped. «Un gran hombre siempre está dispuesto a ser pequeño», decía el escritor norteamericano Ralph Waldo Emerson. El gran jugador —como Andrés Guardado— no pierde la concentración ni merma su capacidad de sacrificio cuando se enfrenta a un rival inferior. El mejicano ya no está; otros jugadores han llegado. Los fichajes se hacen hoy en día después de consultar el Big Data y analizar pormenorizadamente el rendimiento del futbolista: pases, asistencias, duelos ganados, minutos jugados sin lesiones, etc. Está bien; las máquinas y las estadísticas pueden aportar información. Pero, ¿cómo sabes si el jugador que has fichado atesora la más elemental de las cualidades que se requiere para triunfar: la humildad?
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