El paso del mito al meme

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A estas alturas ya no se sabe qué fue antes, si el bailecito de 'El Hormiguero' o TikTok, del mismo modo que resulta imposible determinar si la canción del verano antecede al verano mismo, hablando siempre en conceptos, como una potra salvaje. ¿Qué pensará Chomsky de todo esto? Y más importante: ¿qué opinará Morata de la soberanía del Sahara? El caso es que Pablo Motos ha pasado a la categoría del mito, lindante ahí con el meme (el paso del mito al meme, en esas andamos, como jugando a la rayuela), y su programa se ha convertido en un lugar común: no es ya un show sino una certeza, un asidero en estos tiempos turbulentos en los que ni siquiera HBO es HBO y alguien pretende que la tele de siempre se pague como nunca. Noticia Relacionada Televidente opinion Si Pajaporte Bruno Pardo Porto «Cuando el porno estaba codificado en el Plus (qué escándalo) los adolescentes fruncían el ceño frente al televisor intentando descifrar aquella escala de grises como si fueran Alan Turing ante las comunicaciones de los nazis»Xavi Daura, la mitad de los Venga Monjas, acaba de publicar novela, 'Quemar dinero' (Temas de hoy), y la primera escena ocurre en el 'access prime time' de Antena 3. Una cineasta española, Maya Montero, acude a 'El Hormiguero' después de ganar el Oscar a Mejor Directora por su película 'Canaán', «el drama sobre un campesino que en tiempos de Jesucristo decide transicionar de hombre a mujer». Olé. Montero charla con Pablo Motos con una naturalidad estudiadísima, pero entonces llegan las hormigas y la cosa se tuerce: de pronto resulta soberbia, brusca, odiable. «Tienen una apariencia simpática, pero son unas hijas de puta», suelta uno de los productores sobre Trancas y Barrancas. Entonces, la artista juega la baza de la salud mental y empieza a insultar al presentador, los colaboradores y hasta al público, que aplaude a rabiar la valentía con la que ha confesado su «síndrome de Tourette extremadamente selectivo». Olé otra vez. Sergio del Molino también abrió su libro sobre Felipe González con la visita del político a 'El Hormiguero', que el autor describe como un espectáculo hiperactivo al que los invitados van «a bailar, saltar, ser manteados, regados, embreados, fumigados y chamuscados por una caterva de personajes anfetamínicos». «Aguantan la humillación con sonrisas blanquísimas porque no hay mayor publicidad en España que salir unos minutos allí», sentencia. Ni un expresidente puede saltarse las reglas del juego. Primero fue el paso del mito al logos, y de ahí al algoritmo, es decir, al meme, como si viviéramos en un Matrix diseñado por un niño.
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