Desde la admiración>

2 meses atrás 62
Concierto perteneciente a la programación del III Festival Iturbi de piano que se ha venido celebrando estos días en nuestra ciudad. Lo primero que se le viene a la cabeza a uno, tras la comparecencia del veteranísimo pianista bilbaíno, es que esto del inevitable paso del tiempo y como afecta a nuestro organismo, más allá de si nos cuidamos poco o mucho, es un gran misterio que tiene que ver, principalmente con la ruleta de la genética. Unos dados tirados al aire. Por estas cosas de los genes y por el trabajo incansable a lo largo de una inabarcable carrera es por lo que un ya nonagenario pianista llamado Joaquín Achúcarro puede sin dificultad aparentes, aunque con resultados en varios instantes mejorables, abordar tres obras de memoria y con las facultades mecánicas y técnicas que exige cada una, en envidiables condiciones, y disfrutando de la ejecución musical. Otra cosa es el resultado si no tenemos en cuenta estas condiciones. En este caso el resultado hay que valorarlo como discreto desde la admiración. Sin restar un ápice de mérito al pianista vasco los resultados con Mozart rozaron el descalabro en más de una ocasión, por mucho oficio que haya en cabeza y dedos del solista. Tampoco ayudó demasiado una dirección un tanto errática de Álvaro Albiach a una orquesta de Valencia que hizo lo que pudo con los siempre complicados pentagramas mozartianos. La mayor libertad para el solista que representan los arpegios con que se inician las Variaciones de César Franck produjo una alternancia entre frases bien construidas y otras más desajustadas en el fraseo. El éxito no se hizo esperar, lo que motivó un sensible y excelentemente tocado nocturno de Grieg, sin duda lo mejor de la tarde desde el punto de vista pianístico. Lo dicho, por supuesto, no resta un ápice la admiración que los melómanos sienten por el gran maestro que es Achúcarro y, de alguna forma es acertada la expresión de que «quien tuvo, retuvo». Para llegar a los 91 en estas facultades hay que haber tocado mucho y muy bien.Notable ShostakovichLa seguna parte fue netamente distinta, con una fenomenal primera sinfonía de Shostakóvich, bien dirigida, clara, intensa y magníficamente tocada por la orquesta y sus primeros atriles. Por poner algún pero, quizás, hubo algún descontrol en el volumen en puntuales ocasiones del primer movimiento, pero en términos generales la obra fue notablemente dirigida por Álvaro Albiach. Ya desde los inicios, con esta precoz y exitosa primera sinfonía, compuesta en su última etapa en el conservatorio, Shostakovich compone un sinfonismo en buena parte asombrosamente personal, aunque se vislumbre todavía la alargada sombra de Prokofiev . Un sinfonismo en el que los solistas cobran un papel relevante y comprometido, característica que estará presente a lo largo y ancho de su impresionante corpus sinfónico. Todos los primeros atriles estuvieron en esta ocasión a un gran nivel desde Francisco López , flautista invitado, Iván Balaguer, violonchelo solista de la formación junto al oboe de Roberto Turlo en el misterioso inicio del tercer movimiento, Juan Sapiña al fagot o Javier Eguillor en los timbales en esa breve pero llamativa cadenza a mitad del movimiento final, clarinete, caja, trompa, trompeta, la concertino Anabel García en el movimiento de cierre, y, en fin, el piano principalmente en el segundo movimiento… entre otros. De nuevo el generoso público congregado mostró su agradecimiento tras una interpretación de alto voltaje con un intenso y sentido aplauso.Ficha artísticaIII Festival de piano Iturbi 2024Viernes 21 de junioPalau de la Música de Valencia Obras de Mozart, Franck y ShostakovichJoaquín Achúcarro, pianoOrquesta de Valencia Álvaro Albiach, director musical
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